¡Señor, Envíame! - JMS 2015
Salesianos Tijuana
Comunicación Social
Id al mundo entero... Durante su vida Don Bosco hizo nada menos que 11 expediciones misioneras, pero ningu- na superará el entusiasmo de la primera. Entre los muchos que habían respondido a la invitación, Don Bosco escogió 6 sacerdotes y 4 coadjutores. Fue un acontecimiento que marcó época para la Congregación y también para la ciudad de Turín. La partida de Valdocco fue solemne: el 11 de noviembre de 1875. Inicia una época misionera que se desarrollará en todos los continentes, inculturando en todas partes el carisma salesiano: “He hecho siempre lo que he podido, lo que todavía queda por hacer lo pensarán mis hijos”. Desde 1875 la Congregación Salesiana es misionera. En 1888 ya el 20% de los salesianos viven en las misiones de América. Y esta continúa también hoy viviendo con generosidad y entusiasmo esta vocación específica.
Pero ¿por qué ser misionero? ¿Qué es lo que motiva aún hoy esta vocación, tal vez en países con una cultura totalmente diversa, en lugares con frecuencia inseguros y pobrísimos?
El hermano Odise Albania - Sud África, 2013) «Para mí, ser misionero significa ser portador de Cristo, llevar la buena noticia de la resurrección del Señor; la alegría del Resucitado donde aún no ha llegado». P . Roberto (Italia - Brasil, 2012) «A partir de mi experiencia de salesiano que ya ha estado varias veces en tierra de misión, sea en Brasil, o en Madagascar, puedo decir que los salesianos tienen un objetivo grande que es dar siempre nueva esperanza, una grande fe a las nuevas generaciones» P . Sony (India - Sierra Leona, 2012) «El principal fin de la misión hoy es dar a conocer a Cristo a quien no lo conoce aún y dirigir a las personas a Dios. Vivimos en un mundo en el que Dios no es importante y por eso debemos dar a conocer a Cristo y su Palabra a la gente en un mundo secularizados».
“Es necesario darse totalmente a Dios.” (Don Bosco)
Ser misionero significa entender que se es lla- mado en primera persona a responder a las concretas exigencias de la Congregación en la Iglesia. P . Pascual Chávez: «He visto el sufrimiento de mi pueblo. He escuchado su grito. He decidido bajar»...Bello. La primera cosa del Papa Francisco ¿cuál es? Mirar la realidad. Mirar la realidad con la mirada con que Dios mira esta realidad». Hno. Odise «...he hecho una pequeña experiencia misionera en Madagascar de unos 20 días. Allí he sentido un poco más la vocación misionera viendo las necesidades que hay. Me he dicho: en Italia y en Albania somos muchos, acaso demasiados, y aquí son poquísimos; habría que hacer algo en este mundo allí donde hay pobres que tie- nen tanta necesidad».
Todos los años, en la basílica de María Auxiliadora se renueva la tradicional partida y el adiós a los misioneros. Es un acontecimiento solemne y conmovedor. Con la entrega del crucifijo y el abrazo fraterno se completa un camino de preparación personal y comunitaria. Consejero para las Misiones, P. Václav Klement: «La primera idea que me viene, pensando en la preparación del bicentenario del nacimiento de Don Bosco, es decir gracias al Espíritu Santo que nos ha guiado en estos largos años para ser instrumentos de Dios. Es seguro que este pequeño grupo de misioneros que proviene de todo el mundo es un símbolo. Es un pequeño grupo pero que nos ayuda a estar en misión, nos ayuda a caminar como quiere la Iglesia, como quiere el Papa Francisco, a salir por los cami- nos del mundo».
«Ha muerto este año, para mí, uno de los misioneros más grandes de la Congregación Salesiana, el P . Luis Bolla, Yo me acuerdo cuando venía a la Casa Generalicia... Nunca pedía dinero. Don Luis llegaba y pasaba horas en oración ante el Santísimo. ¡Era un místico! Perdido en la Amazonia, se necesitaban 10 días para llegar al lugar donde vivía, se hizo de veras uno del pueblo Achuar, al que quería hacer presente a Dios encarnándose en medio de ellos». El misionero no va con la actitud del conquistador. Va en nombre de Cristo, inculturando el carisma salesiano en el contexto de la cultura y de las tradiciones locales “Dame las almas, lo demás no me interesa”. El Rector Mayor: «Yo concluyo dando a los misioneros estas consignas. La primera, os quiero con una grande familiaridad con la Palabra de Dios. Porque si tenéis en las manos la Palabra de Dios podéis tener la mente en Dios y la mirada de Dios para contemplar el mundo como Dios lo contempla. La segunda, un grande amor a la Eucaristía... Y la tercera, un servicio generoso a los más pobres». La vocación misionera es una larga historia de amor entre Dios que llama y el apóstol que responde. Es siempre Dios el que elige. Y el hombre nunca es tan grande como cuando dice sí al Dios que pasa y llama.
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